domingo, 10 de febrero de 2013

La fe



















Apareció de repente en la vida de todos para no irse nunca.
Esa mañana la bendición de los dedos pasó de ser una alegría natal a considerarse pandemia y enemigo.
No fue fácil redactar los edictos condenatorios con todos esos dedos brotando por ahí, en las bocas, en los brazos, en los ojos y en las piernas.

Arte: Octavio Alberto Joaquín Tapia

5 comentarios:

Doctor Krapp dijo...

Debió ser un espectáculo desolador, hay algo insoportable en los dedos que nunca he llegado a comprender.

la stessa ma altra dijo...

sí, tanto como en la(s) fe(s)

alfonso dijo...


Demasiados edictos condenatorios pero, unos dedos pueden tocar instrumentos, pintar cuadros, cincelar esculturas...
Sólo tendríamos que amputar los dedos que señalan y condenan.
La fe es un don que nadie me ha dado y que no no he conseguido desarrollar.

· un beso

· CR · & · LMA ·


la stessa ma altra dijo...

quizá porque tampoco tengo fe religiosa, digamos, me la imagino así, algo que salta por donde menos lo esperas, como el rostro en la imagen, como los dedos sobrantes e invasores. Quizá la explosión de lo irracional, no siempre aceptada de entrada, o algo así...

la stessa ma altra dijo...

Muchas gracias Anna! me gusta mucho tu blog también!