miércoles, 27 de mayo de 2009

Blues



Es una costumbre vieja
nunca decirme porqué
la calle me mira
pesando mis dudas que duermen en la lluvia
como mis culpas viajando
después de un rato de girar
como bolsas de plástico arremolinadas por el viento.
No hay miguitas que devuelvan el camino a casa aunque
ya estoy muy lejos de aquellas actitudes
que me dejaban llorando casi desnuda paralizada al lado de la cama tiritando en esa enorme pieza con esa enorme ventana en esa casa tan chica metida en la montaña.
Quiera la calle perdonarme.
Es la única a quien pienso rendirle cuentas.
Y si creyera en el juicio final y me tocara ser trinchada por todos los diablos para llevarme hacia las más furiosas llamas
Quiera la lluvia de la medianoche apagarlas de repente cayendo y cayendo hasta hacer un río por donde me vaya tumbada en una barca de cartones viejos de cara a mis culpas mecida por el viento mirando las estrellas y las luces de mercurio.
Si al menos volara una luciérnaga...

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